viernes, 26 de agosto de 2011

Edmundo López Bonilla: LAS VERDADES DE PEROGRULLO (23)


LAS VERDADES DE PEROGRULLO

Edmundo López Bonilla

La última decena del mes de julio pasado, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica avisaba que ese país estaba en  riesgo de caer en  moratoria de pagos —que sería ni más ni menos la bancarrota— porque los miembros del Partido Republicano y el ala más derechista de ese partido: el llamado Tea Party, se negaban a aprobar la propuesta de aumentar el tope de la deuda pública, el recorte del presupuesto y la elevación de impuestos a los más  ricos.  El resultado de  ese forcejeo, justamente antes de que don Barack Obama iniciara la campaña para buscar su reelección, son de sobra conocidos; pero no está de más hacer una síntesis: aunque la sangre no llegó al río, porque los dos contendientes llegaron a un acuerdo antes del 2 de agosto, el mundo financiero se cimbró, las bolsas de valores sufrieron pérdidas y los analistas financieros pintaron panoramas sombríos. Todo porque los más  ricos de los Estados Unidos de Norteamérica,  para no faltar a  su mezquindad, trataron y lograron que los impuestos que pagan al gobierno no fuesen incrementados.  
Por eso suena sorprendente, y más que eso, increíble lo que más adelante leerá usted: David Brooks, corresponsal del periódico La Jornada, en Nueva York, nos cuenta el lunes 15 de agosto de 2011:
Cuando uno de los hombres más ricos del país declara que Washington debería dejar de consentir tanto a los millonarios, y que los ricos deben contribuir mucho más a las arcas del tesoro público, es momento de sospechar si se trata de una gran broma o si de verdad el mundo está al revés.
”Pero no es broma y el mundo sí está al revés. Warren Buffett, el segundo entre los más ricos del país en la lista de Forbes (fortuna personal: 45 mil millones de dólares), escribió hoy un artículo en The New York Times titulado “Dejen de mimar a los súper ricos”, donde afirma: “Mientras los pobres y la clase media combaten por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de estadunidenses luchan para pagar sus cuentas, nosotros los megarricos continuamos obteniendo extraordinarias exenciones fiscales”.
En el cuerpo de la nota, citada por David Brooks, el señor Warren Buffet dice que el año pasado pagó el 17.4% de impuestos federales, sobre sus ingresos, y que es: menos que todos en su oficina, que pagaron en promedio 36 por ciento en impuestos”. Y esto,  porque: “Éstas y otras bendiciones nos son brindadas por legisladores en Washington, que se sienten obligados a protegernos como si fuéramos… especies en peligro”. (…) “En 1992, (…) los 400 estadunidenses con mayores percepciones tuvieron un ingreso agregado de 16.9 mil millones de dólares y pagaron impuestos federales de 29.2 por ciento sobre ese total. En comparación, en 2008 el ingreso agregado de los 400 más ricos llegó a 90.9 mil millones de dólares, pero la tasa de impuestos sólo fue de 21.5 por ciento”.
Mea culpa de un rico y mimado por su gobierno, que ojalá estuviera acompañado del arrepentimiento de los otros 399 más ricos del país vecino, para que nosotros pensáramos que las declaraciones del señor Buffet no son una tomadura de pelo.  Ese subsidio a los ricos, o megarricos, como se hace llamar Warren Buffet, es una entre las tres causas de la crisis económica de la economía más poderosa, y ahora lo sabemos, también la más endrogada, del mundo; las otras, descritas por el mismo Barack Obama, son el gasto generado por sostener dos guerras y “un carísimo programa de subsidios para medicamentos”. Las tres causas conocidas y sancionadas por los legisladores.
Pero, ¿qué intereses mueven a los representantes del pueblo estadounidense a tratar con tanta consideración a los megarricos? Se pregunta Perogrullo.
Conciliador, porque sé que Perogrullo seguirá por “los siglos de los siglos” en su ceguera de lo evidente, le explico:
Durante el tiradero de excremento que fue la campaña electoral para el revelo presidencial, entre los años 2005 y 2006. Un cineasta filmó la película “El señor López”. En alguna escena, un personaje pregunta a alguien, que se asume, es de la casta de los ricos mexicanos, por qué tanto encono contra el “señor López” y el interrogado contesta; palabras más o palabras menos, que  si ese señor llega al poder, les cobrará los impuestos que hasta entonces los otros regímenes no les han cobrado.
Eso quedaría en la anécdota o en la ficción cinematográfica, si en las rebatiñas de la aprobación del presupuesto de Egresos de la Federación, de un año del pasado reciente, el tema de la evasión de impuestos por los grandes empresarios no hubiera sido llevado por los mismos legisladores al Congreso y exhibido con toda su crudeza.
Veamos un extracto de lo que el 18 de septiembre de 2009, escribió Carlos Fernández-Vega, columnista del periódico “La Jornada”, sobre el mismo asunto y con el que fue nuestro ministro y nuestros legisladores: En el peloteo de las decisiones y las responsabilidades —uno de los juegos más practicados en la clase política nacional—, Agustín Carstens asegura no tener ningún problema en eso de revisar los regímenes tributarios especiales, pero que al Legislativo corresponde resolver si los mantiene o cancela (…) el gobierno propone y los legisladores disponen, y éstos, cuando menos desde 2002, han dispuesto —a propuesta del gobierno en turno— que el erario deje de captar multimillonarias cantidades en beneficio (….) del gran capital.
”Qué bueno que al doctor “catarrito” no se le atragante el tema de los regímenes tributarios especiales, por mucho que en 2009, por tal concepto, alrededor de 465 mil millones de pesos no ingresarán a las arcas federales, y en 2010 –en pleno shock de las finanzas públicas— ese monto se incrementará a cuando menos 502 mil millones de pesos, o lo que es lo mismo, cerca de un billón de pesos, sólo en un bienio. El citado monto resulta escalofriante, pero cuando se conoce que en las dos administraciones panistas (Fox y Calderón) no ingresaron al erario, por el concepto referido, alrededor de 5 billones de pesos (el equivalente a casi 50 por ciento del producto interno bruto a precios actuales), la película se incorpora al género del terror. Se entiende, pues, que el secretario de Hacienda no tenga “ningún problema”, porque sería agotador meter en cintura al gran capital (…). Para eso están los contribuyentes cautivos, los consumidores y los pobres: para pagar más impuestos y justificar nuevos impuestos para “combatir” la pobreza.
”En promedio, anualmente (desde 2002) 500 mil millones de pesos ni de lejos pasan por el erario. El inquilino en turno de Los Pinos se limita a presentar al Legislativo un presupuesto de gastos fiscales (que consideran todo tipo de “tasas diferenciadas, exenciones, subsidios, créditos fiscales, condonaciones, facilidades, estímulos, deducciones autorizadas, tratamientos y regímenes especiales establecidos en las distintas leyes que en materia tributaria aplican a nivel federal”, según descripción de la propia Secretaría de Hacienda, o lo que es lo mismo, el detalle de la evasión fiscal “legalizada”), y los diputados  aprueban, en el entendido que muchos de ellos son representantes de los sectores beneficiados por esa evasión “legalizada”.
   ¡Igualito que en los Estados Unidos de Norteamérica! ¿Está usted de acuerdo? Pero… por si no lo sabía, lo mismo pasa por medio mundo: favoritismo al gran capital y exprimidor a los que menos tienen. Porque eso cambie se manifiestan “los indignados en España”; los menos favorecidos en Israel; los estudiantes y maestros chilenos; los estudiantes de Honduras; los criminalizados como delincuentes en la Gran Bretaña; los golpeados por la crisis económica de Grecia y Portugal; y con el añadido de la dictadura, los países de África, aunque sean más notables los problemas del norte de ese continente… Para terminar de abrumarlo, aun poniendo lista tan parca, —exceptuando como siempre a los privilegiados—: todos los mexicanos.
Se vale soñar. ¿Qué pasaría si los 400 megarricos norteamericanos y los miles de esa calaña que existen en el mundo —en vista el ejemplo norteamericano— en lugar de atesorar para tener la satisfacción de aparecer en la dorada lista, pagaran justamente lo que deberían pagar como contribuyentes?...  

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Otra de ricos, aunque estos no los son tanto: Desde hacía meses, los transportistas urbanos de pasajeros, requerían del gobierno del Estado la autorización del aumento de precio a las tarifas. Petición atendible, tomando en cuenta los incrementos mensuales decretados por el gobierno federal, y aplicados por la secretaría de Hacienda, a la gasolina y el diesel. Aumento que alegaron los concesionarios de las rutas, les resarciría un tanto sus ganancias.
El lunes 25 de julio de 2011, se anunció que a partir de ese día el costo del boleto, para una parte de la población sería más caro; en cambio los estudiantes y los adultos mayores se verían beneficiados: “El Mundo de Orizaba” del  día 25 “A partir de hoy sube $1 el pasaje, por lo que el boleto completo (sic) costará $8 y $5 el de estudiantes y adultos mayores”.
Sin embargo, por la mañana del día martes, el precio del viaje  fue alterado, no se reconocían  diferencias (estudiantes y ancianos) y persistía la tarifa única, pero con el aumento de 2 pesos, esto es: 9 pesos  La primera plana del diario “El Mundo de Orizaba” del  día martes 26, informaba: “Reina caos  en primer día con nueva tarifa” y avisaba de la supervisión de policías de tránsito e infracciones. El desorden culminó con la detención, según las noticias, de más de cien autobuses, cuyos choferes no respetaron lo ordenado. Debido a esta presión la mayoría de concesionarios del transporte público acataron la orden  emanada del gobierno del Estado.
Esta nota, que toca al parecer un asunto regional, no se habría escrito de no haber el antecedente de que los descuentos aludidos son disposición oficial y para disfrutarlo, los beneficiarios deben mostrar la credencial respectiva. Pero…, el caso es que se está ejerciendo la  discriminación contra los ancianos. Tengan o no credencial, permanecerán en las esquinas o en las “paradas” oficiales, hasta que una o más personas “normales”, esto es de las que pagan ocho pesos soliciten el servicio y el “anormal anciano”  que está facultado por un disposición oficial a ser beneficiario del descuento, pueda “colarse”.
Esto sucede  en la región de Orizaba. Ignoro qué suceda en otras regiones del estado de Veracruz, y, hasta hace unos días, me resistía a escribirlo en estos artículos de no mediar el asunto discriminatorio.  
18-19 de agosto de 2011

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