lunes, 1 de agosto de 2011

Cilisia

Cilisia
Fco.  Javier Chaín Revuelta

Al principio fue Saulo y al fin San Pablo, su primera luz fue en Tarso el 5 y la última el 67 cristiano. Su paisaje la desembocadura del Cydno sobre el golfo de Iskenderum en el mediterráneo profundo. Del dios Tarku han especulado el nombre de este poblado del turco sur.

De los templos anatólicos cilicios de la época helenístico-romana, Arminda Lozano de la Universidad Complutense de Madrid, alega que los de Castabala fueron sede de un culto a la autóctona Kybaba o Cibeles, propietaria de una serie de aldeas. Apunta que el de Olba estuvo consagrado al dios Tark, identificado con Zeus, de ahí que el núcleo urbano en torno al templo se fue incrementando progresivamente hasta alcanzar las dimensiones propias de una ciudad, en la que se convirtió en el s. I, ya como entidad independiente, bajo el nombre de Díocaesarea.

El comienzo de su protagonismo político, equivalente a otras dinastas cilicias, se manifiesta en el siglo III a.c. en los momentos en que templo y región circundante, la Cilicia Traquea, estaban gobernados por una dinastía sacerdotal, cuyas propiedades debían ser importantes a juzgar por los elevados ingresos que recibían. El papel político de este principado sacerdotal, es relevante también al encontrarse en la zona convergente de los intereses de Lágidas y Seléucidas.

La condición del principado de Olba se afianzó todavía más en época romana cuando el sacerdote aparece designado como basileus, siempre en el marco de la política romana de organización político-administrativa y de regulación de la autoridad del clero en Asia Menor.

Tras la disgregación de la provincia de Cilicia en la época posterior a la muerte de Cesar, Olba por disposición de Antonio, estuvo gobernada por Aba, una hija de Zenófanes, jefe pirata, casada con un miembro de la antigua familia sacerdotal dirigente del templo. Estos y sus descendientes mantuvieron el poder del enclave durante décadas, ejerciéndolo de manera autónoma, como demuestran las acuñaciones hechas con su nombre.

Olba fue la ciudad feliz de la región sudoriental de la península anatólica nombrada Cilicia, comprendida entre la Panfilia al oeste, la cadena de los montes Taurus al norte, los Antitaurus al este y el mar Mediterráneo al sur.

La mitad oriental de Cilicia es una extensa llanura fértil, mientras que la occidental es silvestre y muy accidentada orográficamente. La planicie costera ha ganado terreno al mar debido a la sedimentación aluvial de varios ríos (los antiguos Calicadnos, Cydnos, Sarus y Pyramos) que, procedentes del Taurus, se abren paso por las sierras cavando impresionantes barrancos y cañones. En la costa crecen cultivos propios del benigno clima mediterráneo: naranjos, limoneros, plátanos, legumbres, y sobre todo algodón. 
  
Se han encontrado en Cilicia vestigios de asentamientos humanos que se remontan al VII milenio a c. Pasillo de tránsito obligado entre Anatolia y los países de Oriente Próximo, la única ruta entre la península y Siria atravesaba Cilicia, que cayó dentro del área de influencia hitita con el nombre de Kizzuwatna. Hacia el año 1000 a C empezaron a llegar a su costa colonizadores de Micenas. El país fue anexionado al Imperio Asirio en 715 a C.

Tras la invasión y ocupación persas, en los siglos VI-IV a C Cilicia funcionó como satrapía del imperio aqueménida. Alejandro Magno conquistó en 334-333 a C el Asia Menor y repartió su imperio entre los Diadocos. Cilicia pasó a los Seléucidas, dinastía heredera del fugaz imperio macedonio. Éstos fundaron la ciudad de Seleucia (la actual Silifke), que alcanzaría renombre como centro de saber, y favorecieron a las comunidades judías, entre las que pronto echó raíces el cristianismo.

En el I a C, Cilicia fue declarada provincia romana. Pompeyo emprendió una campaña para limpiar las costas de piratas y refundó la ciudad de Soles (topónimo de donde deriva la palabra 'solecismo', por lo mal que hablaban el latín sus habitantes) con el nombre de Pompeiopolis. Con la pax romana, Cilicia vivió un periodo de prosperidad. La contemplación de las innumerables ruinas de ciudades romanas diseminadas en sus tierras, acompañadas de sus necrópolis extramuros, permite a cualquier observador hacerse una composición mental de aquel inusitado esplendor. Una de las principales urbes de la antigua Cilicia fue Olba, también conocida como Diocesárea. Sus ruinas se encuentran en la actual población turca de Uzuncaburç.

El nombre de Olba, 'la ciudad feliz', aparece por primera vez en inscripciones de la era helenística, como una de las ciudades que fundó Seleuco, uno de los generales y sucesores de Alejandro, ciudades que obedecían a las normas urbanísticas de inspiración hipodámica, y que estaban comunicadas entre sí por vías, como las que enlazaban Olba con Korykos o con Seleucia.
  
Los teucridas, una dinastía de sacerdotes que regía en Olba, tuvieron que ceder el trono a otros reyes de oscuro linaje, hasta que recuperaron el poder el año 17 a C. Anexionada al imperio romano, la polis adoptó el nombre de Diocesárea hacia el siglo I d C. Olba-Diocesárea continuó activa durante la era bizantina, para ir declinando posteriormente hasta quedar reducida a la modesta villa que es hoy Uzuncaburç.
 
El topónimo Uzuncaburç significa en turco 'torre alta', y deriva de una torre helenística que aún se mantiene en pie encastrada en el paño norte de la muralla antigua. De planta rectangular, construida en buen aparejo de sillar, sus cinco pisos superan los 22 m de altura. También se conserva, abierta en la muralla, la gran puerta monumental de entrada a la ciudad, de triple arcada, construida en época romana y restaurada en el siglo V d. C.
  
El teatro, muy ruinoso y medio devorado por la vegetación, data del siglo II d C. Podía acoger a 2.500 espectadores. Su base está excavada en la roca, mientras que las gradas superiores se apoyan en un talud de tierra contenido por un muro de piedra. El templo de Zeus Olbiano era el más importante de la ciudad. Se trataba de un templo períptero con 12 x 6 columnas de orden corintio. Los capiteles corintios son de factura muy arcaica, remontable al siglo III a. C.  Este santuario es probablemente el templo más antiguo de estilo corintio entre los que se conocen en la península anatólica. En época bizantina se le añadió un ábside y fue convertido en iglesia.
  
El Tychaion o templo de Tyché estaba dedicado a la diosa Fortuna, y data del siglo I a. C. Estaba precedido por una doble columnata, de la que quedan en pie cinco imponentes columnas de fustes monolíticos lisos en granito y capiteles corintios de mármol. 

Siglos atrás anotan que Kybala que fue uno de los cultos más característicos de los hititas (1460 a 1200 a. C.) y que ha tenido mayor supervivencia, ya que la diosa Kybaba, pasará a ser la gran diosa de los frigios y se identificará con la Cibeles de griegos y roma.

Castabala fue la posterior Hierápolis, también conocida como Hierópolis, ciudad de Cilicia (actual sur de Turquía ), cerca del río Ceyhan, cuyo nombre antiguo era el Píramo, (Pyramus o Pyramos) y a su descripción dedica un parágrafo completo el geógrafo griego Estrabón. La ciudad fue también durante la Antigüedad tardía un obispado sufragáneo (subordinado) a Anazarbus, la metrópoli de la provincia de Cilicia Secunda, y es también una sede titular de la Iglesia Católica,

El nombre de Ceyhan está más póximo al de Amou-Daria|Jihoun, nombre dado por los geógrafos árabes de la Edad Media al Amu Darya. El curso inferior de este río ha cambiado varias veces. El río Seyhan, cuyas aguas también descienden de la región de Adana, ha tenido a lo largo de la historia una desembocadura común con el Ceyhan y ha sido considerado como uno de sus afluentes. En la actualidad sus bocas están separados por más de 60 km. El nombre de Seyhan es similar al de Sihoun, nombre dado por los geógrafos medievales árabes al Syr-Daria, estableciendo un vínculo entre Cilicia y Sogdiana.

Estrabón fue un gran viajero que, aprovechando la paz romana, recorrió casi todas las tierras de la ecúmene, llegando a Armenia en oriente, hasta Cerdeña en occidente, y desde el Mar Euxino (Mar Negro) en el norte hasta los límites de Etiopía en el sur. Recorrió el Nilo hasta Asuán en una expedición dirigida por Elio Galo, prefecto romano de Egipto.

De él se conservan únicamente algunos fragmentos de su trabajo histórico, sus Memorias históricas, en 43 libros, complemento de la historia del griego Polibio. En cambio sí se recoge casi por completo su magna obra Geográfica (Geografía), la cual se fecha entre los años 29 a. C., en que da comienzo su periplo, hasta el año 7. Consta de 17 volúmenes de una descripción detallada del mundo tal como se conoció en la antigüedad y poseen un gran valor, sobre todo como informe, por sus propias y extensas observaciones. Interesa señalar que el tercero de ellos lo dedica a Iberia y lo que en él se dice fue recopilado de otras fuentes, sobre todo de Posidonio, ya que Estrabón nunca estuvo en la Península Ibérica. En la Geografía puede verse un mapa de Europa.

Como geógrafo descriptivo rechazó la obra de los geógrafos matemáticos como Eratóstenes de Cirene o Hiparco de Nicea por su carácter puramente astronómico o cartográfico. Esto le llevó a una despreocupación por las causas físicas de los fenómenos naturales, centrándose en los aspectos humanos, la historia y los mitos para componer un retrato de las gentes y los países que estudiaba.

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